Mírenme que me pagan
Es extraño que a pesar del avance tecnológico y las nuevas oportunidades de comunicación que aparecen día a día como: Joost, Tivo, Second Life e Internet, algunos anunciantes decidan prescindir de eso, y busquen opciones mucho más impactantes, como por ejemplo personas que se proponen así mismas como un nuevo soporte: publicidad en el cuerpo.
Desde hace algunos meses, en conocidos websites, muchos jóvenes han comenzado a ofertar partes de su cuerpo para ser tatuados con avisos publicitarios.
Un caso es el de Edson Alves, un brasileño que tiene en su cuerpo 20 anunciantes: verdulerías, restaurantes, tiendas de ropa. Estas empresas aseguran que “es más rentable verlo caminar por las calles que poner un aviso en la radio”. Más arriba en el mapa encontramos a Asia Francis, una mujer norteamericana que durante su embarazo tuvo en su vientre un mensaje de Globat.com; el día del parto todo en su pieza tenía el logo de la marca.
Sí es cierto cada persona decide lo que hace con su cuerpo, pero recordemos además que cuando termina el contrato con un medio normal se saca el aviso y punto, acá no es el mismo caso.
¿Está bien esto?
Sí, es un medio no tradicional, pero es el cuerpo humano. ¿Qué hacer? ¿Debemos preocuparnos o no considerar el tema? Constantemente somos considerados productos, desde que conocemos a alguien que nos interesa hasta cuando vamos a pedir trabajo, pero ¿considerarnos soportes publicitarios?
¿Hay aquí un tema valórico, de escrúpulos, quizás ética o en publicidad se vale todo?
¿Debemos tomar al ser humano también como una valla publicitaria?
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