¿Somos culpables?

¿Han notado cuántas veces aparece el término publicidad en las noticias? Y no precisamente refiriéndose a una campaña nueva en el aire, aparentemente la publicidad por estos días tiene la culpa de muchos de los errores de nuestra sociedad.

No estoy subestimando su poder, es cierto, influye en una serie de ámbitos, pero culparla de los altos índices de anorexia, del machismo o del consumo de alcohol está fuera de lugar; me parece que sólo es una justificación simple que habla de la incapacidad de esta sociedad para asumir sus responsabilidades.

La labor de la publicidad es vender y si bien el deseo de “querer parecerme al del spot” debe estar relativamente presente esto aumenta con la idiosincrasia de un país, los estereotipos nos atacan a diario. En una charla Claudio Seguel comentaba que debido a aquel “aspiracional” terminó realizando un casting para refrigeradores en un spot que hizo para Banco de Chile.

Algunas categorías han experimentado cambios porque la sociedad los ha impulsado y pueden ser tan notorios como en el área de los tweens o casi imperceptibles como con las tinturas para el pelo. Si vemos más comerciales de computadores y celulares es porque son necesidades “básicas” no porque los malévolos publicistas quieren que la gente gaste más plata en artículos tecnológicos.

Mirando la tanda de un país puede inferirse mucho del comportamiento de las personas que viven en él.

Y ¿qué se pasa con las campañas de bien social?

“son muy fuertes”.- dicen.

La publicidad se encarga de reflejar la sociedad buscando insights, por lo que más que una causa se convierte es un síntoma de ella.

¿Somos culpables? Yo creo que no.